- Título original: Global Poverty. More Big Business is not the Solution
- Autor: Robert Weissman
- Origen: ZNet 10 de mayo 2008
- Traducido por Eva Calleja y revisado por Miguel Montes Bajo
De Robert Weissman
Según dicen muchos, el primer ministro británico Gordon Brown está interesado de verdad en la reducción de la pobreza mundial.
Pero no tiene ninguna intención de cuestionar las estructuras de la economía global que generan la pobreza, o las corporaciones que construyen, mantienen y se benefician de estas estructuras.
Aparentemente, tampoco es inmune a las artificiosas nociones de que los líderes corporativos apoyan el desarrollo, o al engaño de que las cumbres de alto perfil aportan esperanza con nuevos planes para hacer...muy poco.
Por estas razones, a principios de esta semana, el Reino Unido fue testigo del espectáculo de la cumbre Empresas Llamadas a la Acción, que el ministerio de Brown copatrocina con el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas. Más de 80 directores ejecutivos de grandes empresas se reunieron con Brown y otros lumbreras para discutir como pueden ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio que aspiran a reducir a la mitad la pobreza mundial para 2015. Aproximadamente dos docenas de estos directores ejecutivos, de Anglo America, Bechtel, Citigroup, Coca-Cola, De Beers, Diage, FedEx, Goldman Sachs, GE, Merck, Microsoft, SAB Miller, Wal-Mart y otros, han firmado Empresas Llamadas a la Acción, que declara, "como líderes del sector privado, declaramos nuestro compromiso para enfrentarnos a esta emergencia de desarrollo".
La premisa del evento, como dijo Gordon Brown, era anticipar "un nuevo enfoque - ir más allá de estándares mínimos, más allá de la filantropía y más allá de la responsabilidad social tradicional de las corporaciones - aunque sean importantes - para desarrollar iniciativas empresariales a largo plazo que movilicen recursos y talentos que son la fuerza central de los negocios globales".
El mantra del evento instaba a las corporaciones a "explorar nuevas oportunidades de negocio que utilicen su esencial experiencia empresarial" y que también ayuden a impulsar el desarrollo.
Si nos lo tomamos en sentido literal, esto no es muy estimulante que digamos. Según Peter Hardstaff del Movimiento para el Desarrollo Mundial con sede en Gran Bretaña, todos los directores ejecutivos "se han puesto de acuerdo para hacer más negocios".
Pero el problema va más allá del hecho de que hacer negocios como siempre - o incluso tener alguna iniciativa de negocio orientada a promover el desarrollo - no va a reducir mucho la pobreza global. El problema real es que seguir con los negocios como siempre es una parte central del problema.
"En lugar de hacer a estas empresas responsables de sus actos", dice John Hilary, director ejecutivo de War on Want, un grupo contra la pobreza con sede en Gran Bretaña. "Gordon Brown les ha permitido que se retraten como aliados en la lucha contra la pobreza. El primer ministro debería estar dirigiendo su trabajo hacia los problemas de pobreza y violación de derechos humanos causados por las empresas y no a darles vía libre".
War on Want llamó la atención sobre los impactos perjudiciales para el desarrollo que tienen muchas de las corporaciones firmantes de Empresas Llamadas a la Acción. El grupo ha hecho campaña contra el gigante de la minería Anglo American. Ha documentado como Anglo American se ha beneficiado de los abusos contra los derechos humanos asociados con las guerras civiles en Colombia y en la Republica Democrática del Congo. Las comunidades mineras locales en Ghana y Malí han visto muy poco beneficio económico de las operaciones de Anglo American (o de la subida en el precio del oro); por el contrario, dice War on Want, las minas de esta compañía dañan su medio ambiente, su salud y sus medios de vida.
Otras de las corporaciones firmantes de Empresas Llamadas a la Acción han dañado directamente a los pobres a través de sus "negocios principales" más que lo que se pueda compensar con negocios orientados al desarrollo (asumiendo incluso que dichos negocios tengan éxito). Wal-Mart tiene contratos con maquilas. Bechtel intentó extorsionar y estafar a los consumidores bolivianos y al estado boliviano mediante el control del privatizado sistema de agua del país. Merck se niega a dar licencia a medicamentos que salvan vidas para que se produzcan más baratos como genéricos.
De manera simultánea a la cumbre de empresas de Brown, Action Aid UK llamó la atención sobre un importante abuso sistemático de las corporaciones multinacionales que socava el desarrollo. No pagan sus impuestos. El grupo emitió un informe que investigaba los pagos de impuestos de 14 empresas corporativas firmantes de Empresas Llamadas a la Acción. Descubrió que estas empresas juntas están evadiendo impuestos por más de 6.000 millones de dólares al año, si comparamos con lo que tendrían que pagar si lo hicieran conforme a los índices establecidos en EE. UU. y Gran Bretaña. El grupo no sugirió que las empresas estuviesen cometiendo ninguna actividad ilegal - hay muchísimas estrategias legales para evitar pagar impuestos.
El dinero que se pierde en los países en desarrollo a través de fuga de capital y evasión de impuestos es muchas veces mayor que el dinero en concepto de ayuda que entra en los países pobres, dice Jesse Griffith, el autor principal del informe de Action Aid UK.
La evasión de impuestos es un tema fundamental ya que quita dinero de las arcas nacionales que de otra forma podría ser invertido en temas sociales, y porque refleja que los problemas estructurales se podrían y deberían solucionar sin necesidad de filantropía o ayuda internacionales.
Pero la evasión de impuestos es una de las muchas maneras que tienen las corporaciones de explotar y perpetuar las políticas económicas y los tratados institucionales que contribuyen a la pobreza o a evitar que se produzca un desarrollo auténtico.
El Movimiento para el Desarrollo Mundial ha propuesto un desafío de diez puntos a las corporaciones que declaran tener un interés en impulsar el desarrollo global. Hizo un llamamiento a las empresas para que dejen de utilizar su influencia política para promocionar políticas que socavan el desarrollo. Instó a las empresas a dejar de hacer presión para abrir al mercado a países en desarrollo y a dejar que estos países "utilicen las mismas políticas de mercado que utilizaron los países industrializados para enriquecerse"; dejar de demandar reglas de patentes como las de los países ricos en los pobres; apoyar acciones gubernamentales radicales, comenzando en los países ricos, para tomar acciones respecto al cambio climático; apoyar códigos de conducta vinculantes para multinacionales, también respecto a derechos laborales; dejar de apoyar las privatizaciones y desregulaciones, incluidas las desregulaciones financieras en particular; dejar de hacer presión y dejar de explotar las lagunas legales para evadir impuestos; y otras medidas.
Ésta no es precisamente una agenda que los líderes de las empresas globales vayan a asumir pronto.
Por otra parte, no es realmente posible que los líderes de las empresas globales vayan a dirigir el camino para terminar con la pobreza mundial.
Entre otras cosas, se va a necesitar un movimiento global, dirigido desde el Sur, para implementar las políticas implícitas en la llamada del Movimiento para el Desarrollo Mundial.
Robert Weissman es editor de Multinational Monitor con sede en Washington, D.C. y director de Essential Action.
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