domingo, 22 de mayo de 2011

Obreros de Argentina recuperan fábrica en quiebra y salvan sus trabajos

No deje de leer esta historia de como el esfuerzo de obreros argentinos, con cierto grado de ayuda de la comunidad y el gobierno, lograron poner en marcha una fábrica que cerraba por estar prácticamente en quiebra. Así lograron salvar sus trabajos y sus familias. Gestión que el capitalismo ve con recelo pues demuestra como los obreros pueden hacerse cargo de un complejo de producción y lograr lo suficiente para salarios y otros gastos de operación, e incluso re-invertir.

Tomado de rcci.net/Globalización

Entrevista a Ernesto González de la Fábrica Recuperada “Cooperativa Chilavert Artes Graficas”

La siguiente entrevista fue realizada a Ernesto González del área administrativa de la Fábrica Recuperada “Cooperativa Chilavert Artes Graficas”, ubicada en el barrio de Pompeya en la ciudad de Buenos Aires, 14 de Marzo del 2011.

W: Cuéntanos cómo fue el proceso de la recuperación de la Fábrica, cómo se dio.


E: En el 2002 esta empresa que es una vieja imprenta, venia arrastrando una crisis económica muy grande al igual que el país, se encontraba en una situación terminal, tenia tantas deudas que iba a terminar quebrando. En Abril del 2002 del patrón quiso llevarse las máquinas estando todavía en funcionamiento, nosotros nos dimos cuenta que estaba haciendo un vaciamiento de la empresa y no se lo permitimos. Eso nos motivo y a la vez nos impuso quedarnos aquí desde ese mismo día para evitar que regresara de noche o durante el final de semana. Ahí es cuando empieza la ocupación, primero para evitar que se llevara las máquinas, porque la empresa estaba a punto de quebrar, estaba en convocatoria de acreedores. Se llamaba Gaglianone, que era el apellido del patrón, sucede que durante una convocatoria de acreedores previa a una instancia de quiebra, no se puede ni vender, ni achicar el patrimonio de la empresa, porque es el seguro, digamos los valores que son la garantía por las deudas.

Entonces hacemos una denuncia en el juzgado que iba siguiendo la convocatoria de esta situación y ahí descubrimos que las máquinas que se quería llevar, que son las dos principales del taller, las impresoras, no figuraban en el inventario que estaba depositado en el juzgado. El inventario era cualquier otra cosa, como computadoras, mesas, pero las principales máquinas no estaban. Nos damos cuenta de la maniobra, la empresa iba a quebrar, se llevaba las máquinas y armaba otra imprenta en otro lugar. Así que nos quedamos y aunque quiebra la empresa al poco tiempo en mayo, nosotros nos hacemos la idea que hay que mantener la fuente de trabajo sea como sea.

Escuchamos de casos de otros compañeros que estaban en una situación parecida, que habían tomado la fábrica y la habían puesto a producir. Por el hecho de poder comer, pusimos a andar la grafica y empezamos a buscar la manera, con el juez no pudimos llegar a ningún acuerdo sobre la continuidad de la empresa y empezamos a presionar por el lado que salga una ley de expropiación, cosa que efectivamente ocurrió a fines de ese año. Esa fue una dura pelea, por un lado se justificaba lo que estábamos haciendo que era bien visto por la mayoría de los vecinos de la ciudad y por el hecho de que había otros casos. Durante el 2002 lo que se desarrollo en Buenos Aires eran asambleas populares, había toda una situación de movilización en el medio de una crisis importante, todo eso nos daba una legitimidad importante a lo que estábamos haciendo. En un mar de desocupados, nosotros mantener el trabajo. El juez va a dictar una orden de desalojo a fines de mayo del 2002, éramos ocho los trabajadores que ocupamos la planta y continuamos con este proceso, mandan traer ocho carros de asalto de la policía, bomberos, ambulancias, helicópteros, una fuerza grande para desalojarnos.

Pero no contaban que nosotros teníamos un amplio apoyo de un poco más de un centenar de vecinos, a su vez, vinieron compañeros de otras fábricas, estudiantes, trabajadores, se empezó a reunir mucha gente para resistir al desalojo. Se hace una presión muy grande, empieza a salir por televisión, lo que provoco que el juez frenara la orden de desalojo y nos autoriza a permanecer, a custodiar la fábrica, lo que no nos autoriza es a continuar la producción y para que eso se cumpla coloca una guarda permanente en la puerta para evitar que entren y salgan camiones y nosotros que ya estábamos empezando a comer de lo que podíamos hacer. Nos dijimos, como hacemos para sacar los libros que teníamos que entregar al otro día, por idea del vecino hacemos un hueco en la pared y por ahí sacamos la producción para su casa. Estuvimos meses con esa orden del juez que solo nos autorizaba a mantener en custodia el lugar sin que hubiera un movimiento económico.

W: ¿Y cuándo fue que la situación comenzó a cambiar, a regularizarse?

E: En octubre del 2002 sale la primera ley de expropiación que nos daba por dos años la tenencia del lugar. Fue una ley de la ciudad de Buenos Aires, que se fue dando, después hubo otros casos que lograron un resultado parecido. Nos imaginábamos que solo era por dos años, por si nosotros nos cansábamos o por si la situación económica mejoraba un poco y buscábamos otro trabajo, pero pasaron esos dos años y seguíamos trabajando. Ahí empezamos a ejercer presión junto con otras empresas recuperadas y en Buenos Aires sale una ley en noviembre del 2004, la ley de expropiación definitiva que incluía a 13 de las cooperativas que se habían formado en esta situación. Lo que veníamos haciendo, teniendo el control de este lugar y produciendo, ahora estaba legalmente claro, habíamos logrado un amparo legal.

Para ese momento, la situación ya estaba un poco mejor e incluso lo que va a haber en estos años, la vuelta de la economía mundial hay cierta demanda, cierta producción que nos permitió sostener este lugar, por lo menos en estos años. A pesar que lo que no teníamos era un capital, un fondo de reserva, lo que teníamos como capital era el edificio, las máquinas y nuestro trabajo, capital humano, lo que no teníamos era dinero para comprar insumos, para comprar repuestos. Eso lo fuimos haciendo a los pocos, cada trabajo que conseguíamos teníamos que reinvertirlo en mantenimiento y nos equipábamos a los pocos y así, a los pocos, fuimos regularizando la situación al menos con la suerte de tener trabajo, contábamos con el dinero que generábamos del trabajo y así fuimos aprendiendo a trabajar.

Incluso hoy en día, al no tener un respaldo económico grande, por ejemplo, hay situaciones donde se complica bastante, referente a la renovación tecnológica que es algo necesario en general en toda la industria y en la grafica es bastante importante. Son muy caras las máquinas y la renovación tecnológica es algo muy complicado, hay que tener un reto para calcular. Las máquinas eran un poco viejas cuando empezamos, entonces el tiempo de amortización es complicado, solo con ayuda estatal podríamos hacer algo así, de manera importante digamos. Sin embargo, compramos algunas máquinas nuevas, pero no las principales, esas máquinas valen muchísimo dinero y pudimos completar cierto proceso, nos fuimos equipando de alguna manera pero en aspectos secundarios.

W: Y frente a esa situación, ¿en algún momento recibieron el apoyo del Estado?

E: Bueno, el primer apoyo del Estado fue la ley de expropiación. Lo que te decía para tener cierto nivel de competitividad, si bien no conseguimos estas máquinas modernas, si conseguimos un apoyo de pequeños subsidios, limitados, pero conseguimos algunos, por ejemplo, para seguridad e higiene y para arreglar algunas cosas del taller como el techo, eso lo fuimos peleando en el estado nacional y en el estado de la ciudad, en los dos lugares y logramos un apoyo, nunca permanente.

W: Volviendo un poco al 2002, ese momento de crisis, piquetes y asambleas. ¿Comenzaban una nueva etapa de lucha en la que otras fábricas también estaban presentes?

E: Hubo muchas fábricas recuperadas en diferentes situaciones, en algunas hubo mas movimiento y choque, fue bastante mas publico las que tuvieron mas fuerza militante. Se habla de mas de 140 situaciones, donde los obreros se hicieron cargo de las fábricas de alguna manera, algunas fueron mediante acuerdos, digamos con menos lucha y en otros lugares fueron muy emblemáticas, algunas muy conocidas que tuvieron transcendencia internacional, como fue el caso de Zanon y Brukman.

W: Una vez que la fábrica está en sus manos y que tienen cierta estabilidad económica, ¿cómo resuelven la cuestión de los salarios?

E: Aquí había diferentes compañeros, con diferentes años de antigüedad y con salarios muy diferentes. Lo que hicimos primero, fue decidir que ganábamos todos por igual, la toma de decisión fue esa, todos por igual. Después tuvimos que afrontar otros problemas y decidiendo todos por igual, empezamos a hacer una diferencia del grupo entero, por ejemplo, lo primero que hicimos, fue ver quienes tenían mas hijos, algunos necesitaban mas, esa fue la forma en la que lo resolvimos, también fuimos viendo la cuestión de los compañeros que tenían mas experiencia y que podrían ganar un poco mas, pero todo siempre fue votado entre todos, no esta el patrón que decide.

En gráficos, hay una escala de categorías que vas adquiriendo con la experiencia, de maquinista, ayudante, etc. Según la categoría tienes un acuerdo salarial más alto, es decir, automáticamente hay que ganar categoría. En este sentido, nosotros no nos manejamos de esta manera, sino que lo resolvemos entre todos la forma del salario. Hay criterios, uno puede tener el criterio de retirar lo máximo posible, otro de retirar no tanto para tener dinero para reinvertir, un criterio que tomamos entre todos, según las necesidades que tengamos.

W: Una de las cosas que más debe dolerle al capitalismo, sino la que más le duelo, es cuando son los propios trabajadores los que asumen la función de la fábrica, de la producción. ¿Qué simboliza eso para ustedes?

E: Sí, claro, pones en juego una especie de símbolo, el mito que el dinero hace al dinero y no que el trabajo hace la riqueza, necesitas dinero para poder hacer que las cosas funcionen y la idea de necesitar un patrón, para eso esta el patrón, aunque no sepa nada. El patrón contrata a un jefe, que te haga trabajar, compra las máquinas y contrata gente, todo lo compra, solo por el hecho que tiene dinero. La idea de que se puede andar igual pero sin el patrón los pone nerviosos. Lo más fuerte que tenemos nosotros es la cuestión simbólica, porque económicamente es algo muy minoritario, la economía no pesa tanto.

W: ¿Cómo es que surge el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas (MFR)?

E: Como te decía, había muchas empresas por el cierre en el 2002, algunas de esas empresas logran pasar por una experiencia de un fenómeno de recuperación y ahí es donde se va creando, hay reuniones, hay encuentros entre los trabajadores para pelear todos juntos. De todos modos, eso al poco tiempo comienza a destajarse en muchas variantes, para mi se termino cuando ya se estabilizo la situación y en las fábricas había una presión para trabajar y sostenerse, ya no era tanto la necesidad de salir y contactarse con otros compañeros. Ahí es donde primaron las diferencias, cada uno con su proyecto, hay muchos movimientos de fábricas recuperadas, muchos con diferentes nombres.

Ahora hay una vuelta a reagrupar, en forma de federaciones, muchas veces para tener una representación para hablar con las autoridades pero no tiene mucha influencia dentro de las fábricas, no es algo que este en la cabeza de los compañeros, no es algo muy presente, hay varios movimientos de recuperadas pero suelen tener muy poca discusión dentro de la fábrica, me parece que no representan.

W: Ernesto. ¿Cómo fue la idea que crear un Centro Cultural?

E: El mismo año que por el decreto de la ley conseguimos la fábrica, dijimos que no sería una fábrica como cualquier otra, que esta debía ser una fábrica que fuera abierta, que abriera sus puertas a la comunidad a manera de devolver todo lo que nos habían ayudado. Lo que hicimos fue un Centro Cultural, también hay un bachillerato popular para adultos y otra cosa que funciona es el Centro de Documentación para Empresas Recuperadas con la Universidad de Buenos Aires. Todas esas actividades que no son productivas hacen parte de la fábrica. Un lugar abierto y que sea tomado como propio por la gente que nos rodea. Hay talleres de fotografía, de expresión corporal, actividades artísticas, teatro, cine, una biblioteca. Hay todo un espacio de la imprenta donde funciona el bachillerato, que esta reconocido por el Estado, un bachillerato donde se imparte otro tipo de educación, incluso se hacen asambleas con los alumnos y bueno, están dentro de una empresa recuperada.

De hecho muchos de los egresados, vienen y ayudan, no es que terminan y se van.

W: ¿Cómo se dio ese vínculo con la UBA?

E: Hay un acuerdo con la Universidad de Buenos Aires, para llevar adelante una oficina que es un Centro de Documentación sobre Empresas Recuperadas. Es un archivo con material de empresas recuperadas que es consultado por todo tipo de gente, estudiantes, investigadores de acá y del exterior, es un vínculo que tenemos con la universidad.

W: ¿Cuál es la situación actual de producción de la fábrica? Tienen un proceso de autogestión, mismo que esto no signifique que está superada otra forma de desarrollo fuera de los bordes del capitalismo?

E: Actualmente somos trece compañeros trabajando, respecto a la producción es complicado medirlo porque son trabajos por encargo, pero estamos con un turno de trabajo a pleno. Tiene la posibilidad de crecer hasta ser dos turnos más. Lo mas complicado para mantener en el tiempo esta situación es la innovación tecnológica, la competitividad de la empresa, mientras allá un sistema capitalista en el cual estamos inmersos, nos rige el mercado, compramos, vendemos, estamos dentro de esa situación, no escapamos. Hay una competencia y nosotros estamos dentro, estamos expuestos a cualquier crisis económica, a ser golpeados, nos es muy difícil mantener algún ritmo de inversión, a diferencia de muchas grandes empresas que incluso reciben subsidios del Estado.

Están en juego muchos factores. ¿Si tienes una maquinaria vieja? ¿Cuánto tiempo tiene la maquinaria? ¿Si eso te permite producir a un nivel competitivo? Incluso que eso rinda para volver a comprar las máquinas en un tiempo razonable. Si tienes máquinas obsoletas o semi-obsoletas, es imposible juntar el dinero para comprar las máquinas nuevas que valen muchísimo dinero. El nivel de productividad no te da, salvo la única manera de poner un sobre esfuerzo humano. La situación es peor para aquellos compañeros que tienen máquinas más viejas.

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