Por: Milton Laboy para MLaboyPrYelMundo
Eso fue lo que hizo un grupo de familia en Arecibo. Partieron hacia la playa sin pensar que pasarían el susto mas grande de sus vidas. Padres, tios y sobrinos se reunieron en la playa. Entre refrescos, comida y la fría, todos disfrutaban de un soleado día bajo las palmeras. Los jóvenes de la familia, Hiram, Xavier, hermanos, y un primo de nombre Lionel, disfrutaban de un baño de playa. Todos concuerdan en que los jóvenes estaban cerca de orilla.
De momento una gigantesca ola los arropó. Intentaron nadar hacia la orilla pero la corriente los arrastro hacia agua profundas. Inmediatamente, un tío de los muchachos, Diomenes, se lanzó al rescate. El oleaje estaba muy fuerte, el tío nado y nado con todas sus fuerzas pero la corriente pudo más que él. En segundos se convirtió de rescatista en victima. Esto se convertiría en una tragedia de grandes proporciones, cuatro familiares en peligro de muerte por culpa de una marejada muy fuerte.
Los familiares gritaban si consuelo, tenían la tragedia dibujada en sus rostros. Los segundos eran horas, solo veían impotentes como las olas se llevaban a sus queridos hijos y demás familiares.
Pero no todo estuvo perdido, los gritos exasperados de auxilio de la familia alertaron a Giosel López Rosa, guardia municipal de Arecibo, quién disfrutaba de su día libre junto a familiares y amigos. Para suerte de la familia, Giosel es un experto nadador que labora con la unidad marítima municipal. Su entrenamiento lo tiene en perfectas condiciones físicas.
Sin pensarlo dos veces, Giosel, al percatarse del peligro en que se encontraban todos estos jóvenes, y sin pensar en su propia vida, puso en riesgo la misma lanzandoce a las aguas turbulentas con marejadas tan fuertes que podrían arrastrar un elefante.
Braceando con todas sus fuerzas, Giosel partió las aguas, una, dos, tres, cuatro veces, hasta que logró sacar a todos estos jóvenes con vida.
Giosel salvo la vida de los hermanos Hiram Collazo Delgado, de 18 años e Hiram Xavier, de 17, de su primo Lionel A. Delgado, de 14, y de su tío Diomedes Rodríguez Ávila, de 32 años. Cuatro vidas rescatadas de las fuertes corrientes del mar del norte.
No existen palabras para agradecer a este héroe boricua, quien evitó una de las peores calamidades que una familia podría enfrentar un Jueves Santo.
En nombre de todas las familias puertorriqueñas, Giosel, te damos las gracias. Esperamos que tú vida sea una de mucha paz y alegría junto a todos tus familiares. Eres un gran ejemplo.
Lamento no tener tú foto para que todo aquel que viera este escrito te pudiera conocer.
Gracias nuevamente.
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