Por: Imanol E. Caballero
Presos Políticos de Cuba: ¿EE.UU. habla sobre Derechos Humanos?
El 8 de Julio de este año, se dio a conocer la futura liberación de 52 presos políticos cubanos en Cuba. Como cualquier noticia política sobre este país caribeño, logró colocarse al tope de las noticias más enviadas o compartidas en las redes de noticias por la Internet como lo fue en el New York Times. La información fue acogida con sensación de victoria por unos, de reforma por otros y de indiferencia para otros más.
En respuesta a la información difundida por las redes internacionales, el Departamento de Estado en Washington expresó que la liberación de los prisioneros cubanos es “un desarrollo positivo.” También aprovechó el mismo comunicado oficial para exigirle al gobierno cubano la liberación “inmediata e incondicional de todos los prisioneros políticos” en Cuba. Vale destacar que cualquier triunfo (cuando así se le pueda llamar) del reconocimiento de derechos humanos, es un triunfo, más que político, humanitario. Ahora bien, las exigencias sobre el cumplimiento de derechos humanos en el mundo, no pueden ser exigidos con más rigurosidad para unos y con mayor tolerancia para otros. Específicamente no puede ser más exigido para Cuba u otros países y siempre tolerado para los Estados Unidos.
Debemos examinar el asunto en su justa perspectiva. ¿En qué posición se encuentra Estados Unidos para hacer una demanda como la que le exigen al gobierno soberano de Cuba? Cuando es éste, el mismo gobierno que mantiene una cárcel militar dentro de la Provincia de Guantánamo, en donde se han custodiado alrededor de 150 prisioneros, a los cuales se les ha negado completamente el debido proceso de ley. Más aún, a muchos nunca se les ha explicado por qué fueron detenidos ni liberados tras varios años de haber estado encarcelados y hasta abusados. Es éste, el mismo gobierno al cual se le se descubrió haber tenido cárceles secretas para torturar a detenidos en plena guerra. Inclusive, se utilizaban tácticas de tortura como “waterboarding” que fueron autorizadas por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. ¿Es este el mismo gobierno que exige cambios políticos a Cuba? ¿El mismo gobierno que bloquea a Cuba desde hace más de 45 años?
Cuando se dice Bloquear a Cuba, significa que se les ha prohibido realizar cualquier tipo de comercio, sea la venta de tecnologías o maquinarias, alimentos y hasta de medicinas con dicho país. A esto le añadimos la persecución y las presiones diplomáticas que el gobierno americano, que como potencia mundial, ha llevado a cabo para castigar cualquier empresa que desee invertir en Cuba. Esto, sin importar las consecuencias graves que ha implicado tal atropello contra el mismo pueblo cubano. De forma, que han tratado de lograr la rendición de un pueblo y la eliminación de sus dirigentes políticos porque creen en el socialismo como forma de gobierno y para EE.UU. esto es intolerable.
Ahora bien, pueden tolerar que el sistema de salud del pueblo estadounidense sea un negocio y que la salud de un ser humano se entienda como un privilegio y no como un derecho. Pueden tolerar o inclusive promocionar que las compañías de seguro médico tengan como objetivo principal lucrarse hasta acumular cantidades absurdas de dinero, aunque mueran más de 45mil pacientes al año por falta de cubierta médica o por negación de dichos servicios en su propio país. Esto, cuando EE.UU. cuenta con un presupuesto de $711 billones destinado para usos militares de los cuales $170 billones han sido destinado para la guerra de Irak y Afganistán. Claro está, las prioridades de este país están contempladas en su desarrollo militar, sólo basta con señalar que el 48% del gasto militar de todo el mundo le corresponde a los Estado Unidos. Por otro lado, este es el mismo gobierno que ha permitido que trágicamente se echen a la calle a miles de familias a quienes le han arrebatado sus casas, viéndose así obligadas a vivir en estacionamientos de automóviles o debajo de puentes peatonales, mientras que a las compañías principalmente responsables de la crisis económica se les ha dado $750 billones del pueblo americano para amortiguar la crisis creada por las avaricias de “unos pocos.” Este mismo país que exige cambio políticos a Cuba, actualmente mantiene una guerra injustificada, provocada por una mentira internacional que todos recordamos. Como resultado de esta guerra se ha calculado, según indican estudios epidemiológicos publicado por el periódico británico de medicinaThe Lancet, más de 600,000 muertes entre civiles y combatientes.
Es este el mismo país que constantemente ha intervenido contra países latinoamericanos produciendo como resultado miles y miles de muertes. Entre estas intervenciones se encuentra el golpe de Estado de 1954 a Guatemala en una operación encubierta de la CIA contra el gobierno elegido democráticamente de Jacobo Arbenz. Esto luego de que Arbenz, mediante una reforma agraria expropió y redistribuyó la tierra a cientos de campesinos en una época en la que el 2.2% de los terratenientes eran dueños del 70% de la tierra fértil. Entre este 2.2% se encontraba la United Fruit Company que contribuyó grandes sumas de dinero para lograr un golpe de estado (anterior al de 1954) y quien presionó al gobierno estadounidense para lograr el golpe de 1954.
Entre las tantas intervenciones abusivas recordamos el golpe de estado apoyado nuevamente por la CIA en Chile el 11 de septiembre de 1973 contra el presidente electo Salvador Allende quien fue sustituido por la dictadura de Augusto Pinochet. Dicha gestión apoyada por la CIA provocó miles de muertes y torturas. En respuesta a dicho acontecimiento histórico el Presidente Gerald Ford expresó que lo sucedido ocurrió “in the best interests of the people of Chile.” Del mismo modo, se intentó de derrocar al gobierno revolucionario de Cuba, el 15 de abril de 1961, en un intento fallido de la CIA. Se bombardearon distintas ciudades en Cuba con aviones provenientes de los Estados Unidos, camuflajeados con insignias de la bandera cubana.
El apoyo de esta súper potencia a dictaduras militares no solo se ha dado en Latinoamérica, sino en otros hemisferios del mundo como fue el caso de Saddam Hussein en Iraq. Este último era conocido por todos como violador de los derechos humanos desde 1975 cuando se hizo vicepresidente de dicha nación. Aún así lo apoyaron con la venta de armas en el mercado negro para la invasión de Irán en 1980.
Ciertamente Puerto Rico no está excluido de la fórmula de despotismo expuesta anteriormente. No podemos olvidar los presos políticos puertorriqueños apresados en cárceles americanas cumpliendo sentencias abusivas (de las más abusivas comparadas con sentencias de presos políticos en el mundo). Ni la cantidad de puertorriqueños exiliados y perseguidos por luchar por la autodeterminación de su país, el cual es un derecho internacionalmente reconocido. Tampoco podemos olvidar la toma de terrenos explotados en Vieques y Culebra. Ni la utilización de la pena de muerte en cárceles federales contra puertorriqueños, cuando nuestra Constitución lo prohíbe expresamente. Más aún, cuando los delitos que conllevan la pena de muerte son tipificados e impuesto unilateralmente por un congreso extranjero, extraño a los valores y la cultura de nuestro pueblo; esto por nuestra condición colonial. Tampoco podemos olvidar que el mismo país que reclama mayores derechos humanos ha asesinado a líderes de nuestra historia. Entre ellos, Filiberto Ojeda Ríos cuya autopsia reveló haber sido ejecutado vilmente. Pero el Departamento de Estado en Washington jamás ha reprochado ni denunciado estos atropellos que han cometido en Puerto Rico contra los puertorriqueños. Entonces me veo obligado a preguntar: ¿Es que cuando se trata de puertorriqueños, no existe eso que le llaman derechos humanos? Todos queremos que las libertades civiles y los derechos humanos se exijan, pero que se exijan con honestidad. Lo demás es hipocresía y manipulación.
El apoyo de esta súper potencia a dictaduras militares no solo se ha dado en Latinoamérica, sino en otros hemisferios del mundo como fue el caso de Saddam Hussein en Iraq. Este último era conocido por todos como violador de los derechos humanos desde 1975 cuando se hizo vicepresidente de dicha nación. Aún así lo apoyaron con la venta de armas en el mercado negro para la invasión de Irán en 1980.
Ciertamente Puerto Rico no está excluido de la fórmula de despotismo expuesta anteriormente. No podemos olvidar los presos políticos puertorriqueños apresados en cárceles americanas cumpliendo sentencias abusivas (de las más abusivas comparadas con sentencias de presos políticos en el mundo). Ni la cantidad de puertorriqueños exiliados y perseguidos por luchar por la autodeterminación de su país, el cual es un derecho internacionalmente reconocido. Tampoco podemos olvidar la toma de terrenos explotados en Vieques y Culebra. Ni la utilización de la pena de muerte en cárceles federales contra puertorriqueños, cuando nuestra Constitución lo prohíbe expresamente. Más aún, cuando los delitos que conllevan la pena de muerte son tipificados e impuesto unilateralmente por un congreso extranjero, extraño a los valores y la cultura de nuestro pueblo; esto por nuestra condición colonial. Tampoco podemos olvidar que el mismo país que reclama mayores derechos humanos ha asesinado a líderes de nuestra historia. Entre ellos, Filiberto Ojeda Ríos cuya autopsia reveló haber sido ejecutado vilmente. Pero el Departamento de Estado en Washington jamás ha reprochado ni denunciado estos atropellos que han cometido en Puerto Rico contra los puertorriqueños. Entonces me veo obligado a preguntar: ¿Es que cuando se trata de puertorriqueños, no existe eso que le llaman derechos humanos? Todos queremos que las libertades civiles y los derechos humanos se exijan, pero que se exijan con honestidad. Lo demás es hipocresía y manipulación.
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